Maipú: hospitalidad y “sentir gauchesco”
Sin lugar a dudas hablar de nuestras tradiciones, es hacer un retroceso en el tiempo para llegar, al menos con nuestra imaginación, a toparnos con todo aquello que forma parte de nuestro legado cultural. El mismo, no sólo nos enriquece como personas, sino que nos permite entender el presente y por qué no, hacer que el futuro no deje olvidado en el camino todo lo que denominamos con orgullo, “raíces”. Para ello, es necesaria la humilde colaboración de todos, poniendo el corazón y el esfuerzo en iniciativas que tengan como fin último acercar al pueblo a su preciado patrimonio cultural. Teniendo en cuenta todo esto, “Camino del Gaucho” será hoy nuestro punto de partida.
Un camino que propone un recorrido turístico de cientos de kilómetros, enlazando localidades gauchescas y tradicionales de la mítica pampa argentina, fue enaltecido por la celebración de su primera fiesta. Durante tres días, cultura, tradición e identidad fueron los emblemas que inundaron las calles de Maipú, uno de los destacados portales de este corredor. Sin duda alguna, tranquilidad y cordialidad reinan entre sus habitantes. Puertas abiertas, bicicletas sin candado, paisanos a caballo, forman parte de la postal que nos dejó esta peculiar localidad de la provincia de Buenos Aires, la cual decidimos visitar para adentrarnos en este resurgir gauchesco que está adquiriendo cada vez mayor relevancia.
Con el apoyo de la Municipalidad, la Fundación CEPA y la Red de Ecomuseos del Camino del Gaucho fue posible darle cuerpo a esta iniciativa que, de acuerdo a lo dicho por Solange Navarro (directora de turismo de Maipú), surgió el 3 de noviembre del 2006, fecha de inauguración del portal, en una conversación con gente de Provincia y de Nación. Además, agregó que se contó desde un principio, con el apoyo incondicional de la comunidad local, participando en la construcción del portal y la exposición de artesanías. De esta manera fue posible poner en marcha esta fiesta que, de acuerdo a la disponibilidad del calendario de Provincia, se llevó a cabo del 30 de marzo al 1° de abril del corriente año.
Debido a las condiciones climáticas no fue posible dar comienzo a la fiesta en el lugar planificado. Constantes lluvias durante los días previos obligaron a los organizadores de la fiesta a modificar sus planes, optando por el Club J. Newbery, ubicado a una cuadra de la plaza central, como sede alternativa. El acto inaugural tuvo un tinte claramente local, acudiendo a dichas instalaciones gran parte del pueblo. En un salón revestido para la ocasión, se presentaron distintas agrupaciones locales y regionales, destacando la agrupación folclórica “El Potrillo” de Vidal. El marco de color lo daba la peña que se vivía en simultáneo, donde se ofrecían empanadas y diferentes bebidas; mientras tanto, en la sala contigua se emplazaba la feria artesanal, donde podía apreciarse la cultura tangible manifestada en vestimenta típica, objetos decorativos, y una amplia variedad de elementos. Por otra parte, se dieron a conocer las postulantes a reina de los distintos ecomuseos de la red, que, vestidas a la usanza típica, desplegaron su simpatía y hermosura en el escenario. El broche de oro fue el cierre con el grupo Fuerza Latina de Maipú, que llenó de entusiasmo y alegría a la celebración y, con su versión de grandes clásicos de la música popular, levantó de las sillas a todos los presentes.
En días sucesivos, se fueron desarrollando las actividades programadas. El sábado por la tarde, tuvo lugar el desfile tradicionalista, donde 20 agrupaciones regionales transitaron por los alrededores de la plaza de la ciudad, bajo la mirada respetuosa de los cálidos habitantes. El día culminó con la presentación de la agrupación Jirón Gaucho de Madariaga y de Carlos Ramón Fernández. Por su parte, se realizó la elección de la Primera Reina Regional del Camino del Gaucho, llevándose todos los honores, Celeste Nan, representante de la ciudad de La Plata. El domingo se realizaron diversos espectáculos relacionados con la jineteada y actividades del campo, entregándose numerosos premios a los participantes que demostraron su destreza y coraje en diferentes certámenes.
En fin, Maipú vivió un fin de semana gauchesco, dando el puntapié inicial para la presentación de iniciativas de esta índole en otros destinos de este extenso corredor. Todo el esfuerzo volcado en esta oportunidad, debe reencauzarse en la continuidad de esta fiesta, tomando como estándar el éxito que tuvo en esta primera edición. Aquí no debemos confundirnos. El hecho de que una fiesta acoja una concurrencia masiva, no garantiza dicho éxito; hoy en día no es difícil encontrarse con fiestas que han desvirtuado su significado y han visto la realización de las mismas como una alternativa redituable. Estamos convencidos de que deben primar los parámetros cualitativos, siendo el fin último de estos eventos, la revalorización de lo que cada pueblo considera que le es propio.
Maipú, con su fiesta, nos dejó una enseñanza. Todo es factible cuando impera el trabajo, la voluntad, y la colaboración del pueblo, que en fin, es creador y destinatario principal de este tipo de eventos.
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